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lunes, 3 de diciembre de 2007

Venezuela dijo No a Chavez


Ocurrió lo que meses atrás parecía imposible: Venezuela votó en contra de Hugo Chávez.
La polémica reforma constitucional alentada por el presidente, que permitía su reelección ilimitada y abría las puertas para la profundización de su revolución socialista, fue rechazada por el 50,7 por ciento de los votos. Así lo informó esta madrugada, más de nueve horas después del cierre de las urnas y en medio de un clima de creciente tensión e incertidumbre, el Consejo Nacional Electoral (CNE).
El sí a la reforma, en la que se jugaba buena parte del destino político de Chávez y la posibilidad de exportar su revolución de corte socialista, obtuvo el 49,3 por ciento de los sufragios. “La tendencia es irreversible”, declaró la presidenta del CNE, Tibisay Lucena. La abstención, agregó, fue del 44 por ciento.
Apenas conocidos estos resultados, miles de manifestantes de la oposición estallaron de júbilo en Caracas y en otras ciudades del país.
En un discurso que siguió a las palabras de Lucena, Chávez habló en cadena nacional para reconocer su derrota, la primera desde que llegó a la presidencia. “No se sientan tristes ni apesadumbrados”, expresó Chávez al dirigirse a sus seguidores, muchos de ellos apostados en las puertas del palacio presidencial.
La difusión del resultado y el reconocimiento de Chávez llevaron tranquilidad: la demora en conocerse el escrutinio había empezado a alterar los ánimos de la oposición y a empañar lo que había sido, hasta allí, una jornada electoral ejemplar, casi sin incidentes. La primera señal de que los resultados podrían ser adversos al gobierno vino de boca del vicepresidente, Jorge Rodríguez. Admitió que los resultados eran “reñidos”, pidió calma a los líderes opositores y afirmó que el acto se había caracterizado por su transparencia.
La tensión era evidente anoche en Caracas, a la espera del resultado que se demoró durante varias horas. La sede del Consejo Nacional Electoral estaba militarizada ante el nerviosismo opositor por la falta de anuncios oficiales.
Antes de conocerse la derrota chavista, la noche fue iluminada por los fuegos artificiales de los partidarios del mandatario, que salieron en ruidosas caravanas a festejar por las calles de la capital un triunfo que nunca llegó. Unos 500 de ellos estaban reunidos anoche delante del palacio presidencial de Miraflores.
Horas antes, en plena votación, miembros del gobierno habían divulgado entre los periodistas tres sondeos propios que daban una ventaja de por lo menos 6 puntos al sí a la reforma. Los líderes opositores habían respondido que los datos que manejaba el gobierno eran falsos. “[En el gobierno] se han dado a la tarea de dejar correr rumores en el sentido de querer presentarse como ganadores”, dijo Andrés Velásquez, vocero del bloque del no, que afirmó que, según sus datos preliminares, la opción del sí iba a triunfar.

El temor a un fraude

Durante la campaña, la oposición había advertido sobre la posibilidad de un fraude, desterrado una vez que las autoridades del CNE dieron a conocer la victoria del no. Entre otras cosas, los líderes opositores habían denunciado un plan de intimidaciones del gobierno contra los empleados públicos para que votaran por el sí, mientras en el país sigue presente el recuerdo de la divulgación de la “Lista Tascón”.
Esa lista, hecha pública por el diputado chavista Luis Tascón en 2004, contenía los nombres de las personas que habían firmado el pedido de referéndum revocatorio contra el mandatario. Según la oposición, la lista fue utilizada por el gobierno para tomar represalias contra los trabajadores estatales.
La oposición también había denunciado que el mandatario controlaba el órgano electoral del país y decía que en el padrón había gente que ya debería tener entre 100 y 200 años.
Los expertos y la oposición afirman que todo el proceso que terminó en el referéndum de ayer fue “ilegal”. Según explican, no se trató de una mera reforma, sino de una nueva Constitución, que incluía cambios fundamentales respecto de la actual Carta Magna, por lo que debió haber sido redactada por una Asamblea Constituyente. En su lugar, fue el Congreso nacional, controlado por el chavismo, el que aprobó el polémico proyecto del mandatario, que ahora quedó en la nada.
Si la reforma hubiera sido aprobada, Chávez hubiese ampliado enormemente su poder. Podría haber manejado a discreción las reservas internacionales y la política monetaria y fiscal del país; creado nuevas regiones y nombrado a dedo a sus autoridades, y decretado estados de excepción por tiempo indefinido, durante los cuales se suspenderían el derecho a la información.

Voto en familia

En medio de un impresionante operativo de seguridad, después de varias denuncias sobre supuestos planes para matarlo, el mandatario fue a votar con toda su familia a la escuela Manuel Palacio Fajardo, en el barrio 23 de Enero, un tradicional bastión chavista. Allí afirmó que aceptaría el resultado que dieran las urnas, en un pequeño discurso con uno de sus nietos dormido en brazos y su pequeña constitución azul en la otra mano.
Después de las advertencias, tanto del gobierno como de la oposición, sobre posibles actos para desestabilizar o provocar caos, los canales de televisión llamaron durante toda la jornada a mantener la calma y a acatar el resultado.
Anoche, vestido con su tradicional camisa colorada y con un retrato de Simón Bolívar de fondo, el mandatario venezolano admitió la “tendencia irreversible a favor del no”.
“Con el corazón se los digo, tengo varias horas debatiéndome en un dilema. Ya salí del dilema y estoy tranquilo, espero que los venezolanos también”, dijo Chávez al ratificar las cifras de la autoridad electoral.
Sin embargo, en una velada advertencia a la oposición, dijo que los ganadores deberían “administrar su victoria”.
“Felicito a mis adversarios por esa victoria. Los que van a celebrar sepan administrar su victoria. No se desboquen ahora”, dijo Chávez para luego insistir: “Nosotros estamos hechos para una batalla larga”.
Una victoria del sí le hubiera dado a Chávez un poder sin precedente para manejar los destinos de Venezuela en los próximos años y profundizar su revolución bolivariana. Este resultado, en cambio, significa una herida de muerte a su promocionada revolución y un freno a su creciente poder.

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