Blog del Partido Ciudadano de Talcahuano

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lunes, 8 de octubre de 2007

Falleció fundador de Radio Bio-Bio

El respetado empresario radial y propietario de Radio Bío Bío, Nibaldo Mosciatti Moena, falleció esta madrugada a los 81 años producto de una larga enfermedad.
Para entender los orígenes de la radio, hay que remontarse unos sesenta años antes de su fundación. A principios de siglo XX, llegaba a Chile el ingeniero italiano Antonio Mosciatti, a participar en la construcción del primer dique seco del país, en Talcahuano. A causa de la agitación reinante en le viejo Continente, que algunos años más tarde desembocaría en la Primera Guerra Mundial, Mosciatti decidió radicarse y echar raíces en el país. Un par de décadas después, su hijo Ezio ya había consolidado un próspero negocio, en el rubro de la construcción. Parte importante de las casas del inicio de avenida Pedro de Valdivia que aún siguen en pie, fueron levantadas por su empresa. Pero entonces sobrevino la crisis económica de la década del treinta, y el constructor se negó a cerrar su negocio y a despedir gente. En palabras de su nieto, Tomás Mosciatti, “trabajó hasta que murió”, dejando a su familia en la quiebra. Nibaldo, uno de sus hijos menores, no pudo seguir estudiando, y debió comenzar a trabajar, siendo aún un adolescente. “Mi papá sentía una fuerte atracción por el teatro; trabajó con actores como Tenysson Ferrada y los hermanos Villagra, e incluso fue titiritero. Cuando se formó el Teatro de la Universidad de Concepción (TUC), dio un paso al costado, porque el sentía que la actividad se estaba burocratizando, con sólo un par de obras al año. Él quería un teatro más cercano a la gente, más callejero”, cuenta Tomás. Por esos años comenzó a trabajar en radio “Araucanía”. Formó una agencia de noticias y otra de publicidad. Se le ocurrió, entonces, la idea de arrendar equipos y proyectar avisos publicitarios en los muros de la cuidad. En 1958 dio un paso clave en su carrera, al fundar radio “El Carbón de Lota” en la comuna minera. Entonces cerró su agencia de publicidad, porque consideraba que ambos trabajos eran éticamente incompatibles.


Días de radio


En 1966 dio el gran salto, y fundó la radio Bío Bío en Concepción. Compró la concesión y, por ley, tenía un plazo de 30 días para empezar a transmitir. No había transmisor así que, en tiempo récord, el técnico Haroldo Urbina tuvo que fabricar e instalar uno. El aparato que construyó aún está operativo, y esta semana fue exhibido en el centro de eventos Suractivo. “El papá tenía muy claro lo que quería: se dio cuenta muy temprano que cada ciudad necesitaba su propia radio. Lota era distinta a Concepción, y eso tenía que respetarse”, explica Tomás Mosciatti. El abogado comenta que no les costó mucho llegar a ser primera sintonía, porque don Nibaldo tenía muy claros los principios que la regirían: cercanía con la gente, un excelente departamento de prensa y una presión constante. “La radio no para nunca”, repetía el patriarca del clan Mosciatti. Otra premisa que siempre trataron de mantener fue la independencia. Según Tomás, la radio siempre estuvo abierta a todos los sectores, incluso en los gobiernos de Allende y Pinochet. Fuimos la primera radio que salió de la cadena nacional impuesta en el gobierno militar, y siempre nos las arreglamos para sacar las noticias al aire. No era fácil decir que no en ese tiempo, pero lo hicimos”, afirma.


Puertas abiertas


Para Nibaldo Mosciatti, era esencial que la imagen de la Bío-Bío se construyera sobre la base de servicio a la comunidad. Por eso instauró una política de puertas abiertas, y jamás discriminó a los auditores. “Mi papá recibía a las personas y escuchaba sus problemas”, cuenta Tomás. Y agrega: “Una prueba de esa relación es que todos los meses llegaban cientos de carnets de identidad perdidos. La gente no los iba a dejar a Carabineros o al Registro Civil, sino a nosotros. La CNI alguna vez trató de requisarlos, y tuvimos que esconderlos”. Uno de los casos más impresionantes que vivió la Bío-Bío, tuvo lugar un día en que llegaron dos hermanitos a la radio. El mayor quería regalar al más pequeño, porque sus papás los habían abandonado; vivían en la calle y él no tenía como alimentar a su hermano. “La radio ayudó, la comunidad se movilizó, y esos chicos pudieron estudiar y hacer su vida normal. Todavía mantienen contacto con nosotros”, confiesa Mosciatti, con orgullo.


Café para todos


Desde hacia más de un año que don Nibaldo no se aparecia por la radio. Su delicado estado de salud lo obligó a retirarse, a sus 78 años, después de dedicarle más de medio siglo al mundo de las comunicaciones. Tomás cuenta que era tan apasionado por lo que hacía, que no recuerda ni un solo domingo en que su papá no haya ido a la radio. De todas formas, asegura que nunca lo percibieron como un padre ausente, porque toda la familia se lo pasaba en la emisora. “Me venía para acá después del colegio, porque era mi mayor entretención. Yo tenía diez años y ya cubría las elecciones, y mandaba informes de los locales de votación por teléfono”, comenta. Los periodistas recuerdan al dueño de la radio, observando con detención, paseando por los pasillos, y a veces repitiendo o improvisando poesías con que sorprendía a sus funcionarios. Al respecto, recuerda una reportera: “Muchas veces nos sacaba del trabajo y nos invitaba a tomar café al “Giocco”. Le decíamos, ‘don Nibaldo, tenemos que despachar’, pero él nos respondía que no nos preocupáramos”.


Recuerdos de una locutora: Bromas “al aire”


En estas cuatro décadas, Radio Bío-Bío no sólo ha vivido de noticias. El locutor Petronio Romo tenía, a mediados de los 70, un programa dedicado al tango. Lucy Neira, actual seremi de Cultura y antigua integrante del TUC, recuerda que condujo ese programa, junto al ya fallecido Enrique Arjona. “Petronio era muy profesional y nos escribía a máquina los libretos. Hacíamos dupla de locución mucho antes que se pusieran de moda los programas de conversación”, recuerda. Pero contrario a lo que se podía suponer, no todo era compostura y formalidad. La seremi cuenta que en una ocasión, Arjona le preparó una broma en vivo: “En un momento en que yo estaba al aire, Enrique, que estaba junto a los controles, tomó mi abrigo y lo lanzó por la ventana. Tuve que hacer un tremendo esfuerzo para controlar la impresión y la risa. Nunca supe que en realidad lo habían amarrado, y lo tenían colgando por la ventana”. Minutos más tarde, y cuando Arjona transmitía, Lucy Neira tomó un vaso de agua y se lo lanzó en la cara. “No pudimos aguantar más, y nos reímos descaradamente. Estábamos tranquilos, porque creíamos que don Nibaldo estaba en Santiago”, recuerda. Por supuesto, se equivocaban. Mosciatti venía de vuelta a Concepción, y había sintonizado la radio en el camino. “Todavía no terminaba el programa cuando apareció con una cara de enojo espantosa. Por supuesto, nos subió y nos bajó, porque la radio era un medio serio. Años después supimos que se había reído a carcajadas con la broma. Pero, por supuesto, en ese momento no sospechamos nada”, concluye.


Expansión y expresión: La lucha por la identidad local


Tomás Mosciatti señala que, a partir de 1980, su familia empezó a advertir del riesgo que se vendría luego con la proliferación de estaciones repetidoras. “Lo planteamos por varias razones: primero, por libertad de expresión, ya que por cada estación local que se transforma en estación repetidora, la gente de ese lugar pierde la posibilidad de expresarse a través de un medio de comunicación; segundo, porque la radio es un oficio que se aprende en la misma radio, y con menos emisoras hay menos lugares donde ejercer la actividad; y tercero por razones de audiencia, hay mediciones en todo el mundo que demuestran que una aceptable estación local siempre le ganará a una repetidora”, explica. En ese contexto, en 1990 decidieron jugarse por extender su cobertura, primero a Temuco, Osorno y Puerto Montt, pero intentando mantener la identidad de cada lugar, con una producción local autónoma. Compitieron con radios importantes y lograron imponer un nombre que no les decía nada, como Bío-Bío. “En el sur no cubrían noticias los fines de semana, y en los incendios, se quedaban con el informe de bomberos del otro día, así que no fue tan difícil llegar a ser primera sintonía”, recuerda el periodista Salvador Schwartzman.La segunda fase sería aterrizar en Santiago y en el resto de Chile. Pero la llegada a la capital debió esperar hasta 1997, después de un largo proceso en tribunales, y una fuerte oposición de las radios metropolitanas. Pero quizás el mayor orgullo de la familia es la radio local que instalaron en la aislada localidad de Lonquimay, en la Novena región. “Ellos no recibían señales de radios chilenas, y para escucharlas, inventaron unas cruces de madera que colocaban en los techos. Decidimos instalar una radio comunitaria ahí; nunca se ha cobrado un peso y no tiene tarifas publicitarias. Tiene otro espíritu y por eso la preservaremos”, afirma Tomás.


Diario El Sur

4 comentarios:

EL TEATRO DEBE SURGIR dijo...

Interesante post, quisiera señalar, a riesgo de una equivocación de los recuerdos, pero en la zona en la década del 60 las radios de la cadena Biobio eran cuatro; Radio El Carbón de Lota, Radio Talcahuano de Talcahuano (competencia de Radio Almirante Latorre, Radio Biobio de Concepción (creo que los estudios estaban en Anibal Pinto con O'Higgins) y Radio Tomé de Tomé.

Enrique Arjona fue siempre de la Radio Araucanía (desde que los estudios estaban en calle Colocolo esquina Maipú, para luego trasladarse al edificio de la Universidad frente a la plaza de armas).

Unknown dijo...

Para mi es la emisora mas creíble de nuestro país, Chile, mis saludos y felicitaciones a todos ustedes por su trabajo profesional.

Raimundo Vargas N:

Anónimo dijo...

Sintonizo siempre la Radio Bio Bio. Da confianza es imparcial y seria. La mejor Radio de noticias en mi opinión. Un gran saludo a Lucy Neira gran locutora de Radio Minería de Punta Arenas.

Anónimo dijo...

.....La memoria no se resiste ante el encanto enbrujador de los recuerdo que va dejando la radio...ya sea en nuestra intimidad,nuestro hogar, el colegio,etc.la historia personal de cada persona siempre tendrà como telòn de fondo el sonido de una radio....en el silencio el recuerdo de un comentario o canciòn nos transportarà inevitablemente a un momento de nuestra vida. Cuando ningùn elemento comunicacional funciona solo la radio se convierte en la compañera leal, como sucediò aquel traumàtico dia del terremoto del año 2010. Personalmente quiero rendir un homenaje don Petronio Romo....como no recordar su : " Radio Reportero Policial" en que èl hacìa todas las voces de los personajes en forma tan interesante como lùdica,tambièn su Doctor don Rosamel, que aconsejaba para fàciles remedios naturales realizar infuciones de una planta del desierto del Sahara y otra en el centro de la Antàrtida, fàciles de hacer, pero imposibles de conseguir y asi tantos hechos y anecdotas imposibles de olvidar....¡Gracias radio por existir!